Cristo en cada persona
Jn 20, 11-18. María ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: - «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?» Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: - «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto
y yo lo recogeré.» Jesús le dice: - «¡María!»
Ella se vuelve
y le dice:
-
«¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
***
Una mujer muy devota y llena de amor de Dios. Solía ir a la
Iglesia todas las mañanas, y por el camino solían acosarle los mendigos, pero
ella iba tan absorta en sus devociones, que ni siquiera los veía.
Un buen día, tras haber recorrido el camino acostumbrado,
llegó a la iglesia en el preciso momento en que iba a comenzar el culto. Empujó
la puerta, pero ésta no se abrió. Volvió a empujar, esta vez con más fuerza, y
comprobó que la puerta estaba cerrada con llave.
Afligida por no haber podido asistir al culto por primera
vez en muchos años, y no sabiendo qué hacer, miró hacia arriba... y justamente
allí, frente a sus ojos vio una nota clavada en la puerta.
La nota decía: "Estoy ahí fuera".
“Si
dices que amas a Dios a quien no ves y desprecias a tu prójimo que ves, eres un
mentiroso”. (1Jn 4,20)
¿Sabes descubrir a Cristo en cada persona que tratas?
Los discípulos de Emaús miraban sin ver. Jesús los
acompañaba, pero no lo reconocieron. No debes dejar que los problemas te
cieguen.
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