31 de marzo de 2020
Evangelio (Jn 8,21-30): Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que yo soy. « Jesucristo es nuestro pontífice, su cuerpo es nuestro sacrificio que Él ofreció en el ara de la Cruz para la salvación de todos los hombres » (San Juan Fisher). Al verle así, alzado ante nuestra mirada pecadora, sabremos que Él es (cf. Jn 8,28), y entonces, como aquellos judíos que le escuchaban, también nosotros creeremos en Él. Que nuestra mirada a la Cruz, mirada sosegada y contemplativa, sea una pregunta al Crucificado, en que sin ruido de palabras le digamos: « ¿Quién eres tú? » (Jn 8,25). Él nos contestará que es « el Camino, la Verdad y la Vida » (Jn 14,6). Viviremos ya en esta tierra vida de cielo si aprendemos de Él la gozosa certidumbre de que el Padre está con nosotros, no nos deja solos. Así imitaremos al Hijo en hacer siempre lo que al Padre le agrada. " La vida es como jugar con una pelota en la pared, Si fuera jugada una pelota azul, ella volverá azul, Si fue