¡No seas como yo!
Palabra de Dios
Jn 3,31-36.
El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna;
el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
***
El amor todo
lo excusa, todo lo cree, todo lo soporta. Juan es un juerguista, simpático y
generoso. Y, sin embargo, ¡en qué medio familiar se desenvuelve!
Dos
habitaciones para siete personas. El padre alcohólico. Dos hermanas más o menos
prostitutas. Juan es un rayo de luz en medio de un cielo muy oscuro.
Cierto día
le pregunté, en el transcurso de una conversación:
- ¿Cómo es
posible que hayas podido ser lo que eres con una familia como la tuya?
- Bien
sencillo - me respondió -: una noche (tenía yo entonces ocho años) entró mi
padre "bebido" como de costumbre. Le tenía yo, a la vez miedo y odio.
Estaba durmiendo cuando alguien me despertó: era él. Lloraba a lágrima viva,
apoyada su cabeza sobre la almohada, muy cerca de mí. "Juan - me dijo - no
hagas como yo, que soy un desgraciado". Desde aquella noche quiero a mi
padre tal como es; precisamente porque ha sido franco conmigo por una vez. Cristo
sin duda me habló aquella noche.
¿Eres luz en medio de la oscuridad?
¿Eres
oscuridad que vas apagando la luz en los demás?
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