Sólo existe una puerta
Palabra de Dios
Jn 14,21-26. “El Defensor,
el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.”
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El gran jubileo del año 2000
comenzó con la apertura de la Puerta Santa. Cada una de las cuatro grandes
basílicas patriarcales romanas (San Pedro, San Juan de Letrán, Santa María la
Mayor y San Pablo Extramuros) posee en su fachada una puerta especial,
denominada "Puerta Santa", que solamente se abre con motivo de los
jubileos. Durante la noche del 24 al 25 de diciembre de 1999, el Papa Juan
Pablo abrió la Puerta Santa de la basílica de San Pedro y la franqueó
solemnemente mostrando el Santo Evangelio a la Iglesia y al mundo.
Ese gesto simbólico «evoca el
paso desde el pecado a la gracia que todo cristiano está llamado a realizar -
afirmó el Papa. Jesús dijo: yo soy la puerta (Jn 10, 7), para
indicar que nadie puede acceder al Padre si no es a través de Él. Esa
designación que el propio Jesús hace de sí mismo da testimonio de que solamente
Él es el Salvador enviado por el Padre. Solamente existe una puerta que pueda
abrir de par en par la entrada en la vida de comunión con Dios, y esa puerta es
Jesús, único y absoluto camino de salvación» (IM, 8).
El apóstol San Pablo declara
al respecto: No hay salvación en ningún otro (Jesús), porque no hay otro nombre
debajo del cielo, dado a los hombres, en el cual debamos ser salvados (Hch
4, 12). «La indicación de la Puerta, continúa diciendo el Papa, recuerda
la responsabilidad de todo creyente de franquear su umbral. Pasar por esa
puerta significa profesar que Jesucristo es el Señor» (IM, 8).
¿Es para ti, Cristo, la puerta del Cielo?
¿Sientes el amor como puerta para llegar a los demás?
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