Tu llamada
Palabra de Dios
Jn 6,35-40. Ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna,
y yo lo resucitaré en el último día.
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Señor, que yo pueda sentir con tus sentimientos, los
sentimientos de tu corazón con que amabas al Padre y a los hombres… Yo quiero
imitarte en esta disposición de amor y
de entrega… Enséñame, Señor, tu modo de tratar con los discípulos, con los
niños, con los fariseos, con los pecadores o con Pilatos y Herodes… Comunícame
la delicadeza con que tratabas a tus amigos.
Enséñame a ser compasivo con los que sufren: con los pobres,
los enfermos, los huérfanos, los ancianos, las viudas… Quiero saber cómo
manifestabas tus emociones, incluso hasta llorar… Enséñame tu modo de mirar,
como miraste a Pedro para llamarle a tu seguimiento o levantarle de su caída,
como miraste al joven rico que no se decidió a irse contigo, como miraste a las
gentes que andaban como ovejas sin pastor…
Enséñanos tu modo de proceder, para que sea nuestro modo de
proceder y así podamos realizar el ideal de ser seguidores tuyos, colaboradores
tuyos en la obra de la evangelización y salvación.
Pido a María…, que forme en mí y en todos nosotros, otros tantos Jesús como Tú
(Pedro Arrupe, s.j.).
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