4 de Agosto de 2018. Sábado ¡Fragancia y rosas!
Cuenta una leyenda antigua…
Un monje descubrió la corona de espinas que los soldados pusieron en la cabeza de Cristo. Estaba cubierta de sangre. El monje la llevó y la puso sobre un altar del templo. La gente la miraba con dolor porque les recordaba la crueldad de los pecados, sus propios pecados. En la mañana de Pascua, a la salida del sol, el monje entró en el Templo para retirarla, pero… de cada espina había brotado una rosa y con una fragancia extraordinaria. Ahora sabía que la venganza del pecado, Jesús la había convertido en perdón, la desesperación en esperanza.
- ¿Cree que la sangre de Cristo todo lo purifica?
Un monje descubrió la corona de espinas que los soldados pusieron en la cabeza de Cristo. Estaba cubierta de sangre. El monje la llevó y la puso sobre un altar del templo. La gente la miraba con dolor porque les recordaba la crueldad de los pecados, sus propios pecados. En la mañana de Pascua, a la salida del sol, el monje entró en el Templo para retirarla, pero… de cada espina había brotado una rosa y con una fragancia extraordinaria. Ahora sabía que la venganza del pecado, Jesús la había convertido en perdón, la desesperación en esperanza.
- ¿Cree que la sangre de Cristo todo lo purifica?
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