30 de noviembre de 2018
… Continuación del “consejo de diablos”…
- ¿Sabes separar al escritor de lo que escribe?
- ¿Sabes honrar al escritor e ignorar su escrito?
Un día y otro día se publica en los periódicos una noticia, un ataque descarado contra una institución o contra una persona de la Iglesia.
Muchas veces no hay una palabra de verdad en la noticia; otras veces el hecho se reproduce completamente desfigurado. Pero ¿qué sabe de todo ello el público? ¿Y si es exacta la noticia...? Por desgracia, hay escándalos donde interviene el hombre, aunque se trate de las cosas más santas. Entre los doce apóstoles del Señor hubo también un judas. Pero los otros once permanecieron fieles. Fieles hasta la muerte. Pues ¿por qué no se escribe de los buenos?
Otras veces se publican artículos, cavilaciones hueras, de gran aparato, que llevan disfraz científico, y desprecian olímpicamente, y derriban de una sola estocada una que otra tesis de moral o fe, sobre todo si es referente a los católicos.
Por ejemplo: ¿Cuántos raciocinios imposibles y cuántas observaciones cínicas se publicaron en los periódicos respecto del Sacramento del Matrimonio y las cuestiones afines? ¿Cómo tendría que “reformarse” el matrimonio? Naturalmente, en el sentido de facilitar en la mayor medida posible el divorcio.
Fin del “consejo de diablos”.
- ¿Sabes separar al escritor de lo que escribe?
- ¿Sabes honrar al escritor e ignorar su escrito?
Un día y otro día se publica en los periódicos una noticia, un ataque descarado contra una institución o contra una persona de la Iglesia.
Muchas veces no hay una palabra de verdad en la noticia; otras veces el hecho se reproduce completamente desfigurado. Pero ¿qué sabe de todo ello el público? ¿Y si es exacta la noticia...? Por desgracia, hay escándalos donde interviene el hombre, aunque se trate de las cosas más santas. Entre los doce apóstoles del Señor hubo también un judas. Pero los otros once permanecieron fieles. Fieles hasta la muerte. Pues ¿por qué no se escribe de los buenos?
Otras veces se publican artículos, cavilaciones hueras, de gran aparato, que llevan disfraz científico, y desprecian olímpicamente, y derriban de una sola estocada una que otra tesis de moral o fe, sobre todo si es referente a los católicos.
Por ejemplo: ¿Cuántos raciocinios imposibles y cuántas observaciones cínicas se publicaron en los periódicos respecto del Sacramento del Matrimonio y las cuestiones afines? ¿Cómo tendría que “reformarse” el matrimonio? Naturalmente, en el sentido de facilitar en la mayor medida posible el divorcio.
Fin del “consejo de diablos”.
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