17 de enero de 2019 Jueves Mc 1, 40-45
Jesús sabía que las alabanzas que se hacen los hombres valen poco y más si se hacen para ser aplaudidos. Los filósofos antiguos comparaban la alabanza humana a la sombra producida por una persona que camina bajo el sol. La sombra es más o menos corta dependiendo de la inclinación del sol. Si es larga, quiere decir que la noche está cerca. La persona buena busca no está pendiente de la sombra.
Jesús “tocó” a la suegra enferma de s. Pedro, ahora “toca” a un leproso, a los que los rabinos consideraban muertos e imposibles de curar, más imposible que resucitar a un muerto.
Jesús rechaza cualquier ley que rebaje la dignidad de cualquier ser humano creado por Dios. Hay que ser muy valientes para amor lo que Dios ama, aunque las leyes humanas lo prohíben. Las multitudes buscaban a Jesús porque veían y sentían que Jesús los amaba y atendía por encima de normas y leyes.
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