19 de enero de 2019 Sábado Mc 2, 13-17
Jesús come con “los pecadores”, luego, Jesús, es un pecador. “Dime con quien andas y te diré quien eres” proclama un refrán. Pero cada persona es un misterio y no hay que juzgar a la ligera. ¡Ser intolerantes con el pecado, abrazando al pecador! Jesús lo dice muy claro: “Los enfermos tienen necesidad de médico, no los sanos”. ¿Está enfermo el médico porque esté rodeado de enfermos? La Iglesia, como Cristo mismo, vive con los brazos abiertos a todas las personas, es Madre y Médica, es perdón y es gracia.
Ningún enfermo puede ser alejado o rechazado del hospital (Iglesia) pues nunca hay que perder la esperanza de curación. Dios nunca niega su gracia. Personas muy pecadoras llegaron a ser grandísimos santos.
Ningún enfermo puede ser alejado o rechazado del hospital (Iglesia) pues nunca hay que perder la esperanza de curación. Dios nunca niega su gracia. Personas muy pecadoras llegaron a ser grandísimos santos.
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