17 de marzo de 2019. Más vale verlo claro antes de entrar
Lc 9, 28b-36 Unos ocho días después de decir esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar.
Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante.
Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén.
Cuenta una fábula que un león, enfermo, estaba echado dentro de una cueva. Los animales iban a visitarlo uno tras otro. La zorra también fue, pero se detuvo a la entrada sin querer pasar.
- ¿Por qué no pasas? -le dijo el León.
- Porque veo que muchos han entrado y pocos han salido. ¡Las huellas me espantan!
El archiduque Rodolfo, al que instigaban sus ministros a que persiguiera a la Iglesia, contó a éstos dicha fábula y luego les dijo:
¡En la Iglesia han entrado muchos para perseguirla, más pocos han salido! Algo así le ocurrió a Juliano el apóstata en la antigüedad.
- ¿Cuántos perseguidores de la Iglesia conoce usted?
Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante.
Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén.
Cuenta una fábula que un león, enfermo, estaba echado dentro de una cueva. Los animales iban a visitarlo uno tras otro. La zorra también fue, pero se detuvo a la entrada sin querer pasar.
- ¿Por qué no pasas? -le dijo el León.
- Porque veo que muchos han entrado y pocos han salido. ¡Las huellas me espantan!
El archiduque Rodolfo, al que instigaban sus ministros a que persiguiera a la Iglesia, contó a éstos dicha fábula y luego les dijo:
¡En la Iglesia han entrado muchos para perseguirla, más pocos han salido! Algo así le ocurrió a Juliano el apóstata en la antigüedad.
- ¿Cuántos perseguidores de la Iglesia conoce usted?
Julián Escobar.
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