9 de marzo de 2019. Iglesia y tiempo.
Lucas 5, 27-32 En aquel tiempo vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: Sígueme. Él, dejándolo todo, se levantó y le siguió. Leví le ofreció en su casa un gran banquete.
Napoleón estaba una noche ensimismado en sus pensamientos, sentado sobre una roca en la Isla de Santa Elena.
Desde la torre de la cercana iglesia llegó la campana que tocaba al ángelus. Napoleón bajó la cabeza y permaneció callado largo rato. Después levantó la vista y, con solemnidad, dijo a su acompañante: «Los pueblos pasan, los tronos se hacen añicos, pero la Iglesia perdura para siempre.»
“Las fuerzas del infierno no la derrotarán” (Mt 16,18) prometió Cristo a san Pedro.
- ¿Lo cree usted así?
- ¿Colabora a difundir la buena imagen de la Iglesia?
Napoleón estaba una noche ensimismado en sus pensamientos, sentado sobre una roca en la Isla de Santa Elena.
Desde la torre de la cercana iglesia llegó la campana que tocaba al ángelus. Napoleón bajó la cabeza y permaneció callado largo rato. Después levantó la vista y, con solemnidad, dijo a su acompañante: «Los pueblos pasan, los tronos se hacen añicos, pero la Iglesia perdura para siempre.»
“Las fuerzas del infierno no la derrotarán” (Mt 16,18) prometió Cristo a san Pedro.
- ¿Lo cree usted así?
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Julián Escobar.
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