29 de mayo de 2019 Hallarle en nuestras ocupaciones.

No sé cómo decirlo, pero siento que estamos donde Dios quiere que estemos; que nací para estar donde ahora estoy, que vine al mundo para hacer lo que hago. De no ser así, Dios me hubiera hecho diferente, más grande o más pequeño.
El Dios que sabe todo lo que existe es que me quiere aquí donde me ha puesto. A veces se me ocurre, al ver lo que hago, que podría haber hecho algo más grande. Pero, si reflexiono, me convenzo de que me ha puesto Dios donde él quería. Y cumplo mi tarea, convencido de cumplir lo que Dios me ha encomendado. Ahora sé que cumplir estas tareas es la razón por la que yo he nacido.
Somos colaboradores de Dios. 1 Corintios 3, 9
¿Hasta qué punto te convences de estar donde Dios quiere y de hacer lo que Dios quiere? ¿Crees que Dios está presente en tus quehaceres?
Pero podría añadir con mayor satisfacción:
«He descubierto mucho más de lo que he inventado. Este ha sido para mí un inesperado encuentro con Dios». Si, en el pasado, la naturaleza fue la intermediaria entre Él y la mente humana, ¿por qué no va a serlo hoy la tecnología? Pablo VI 
Julián Escobar.


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