12 de septiembre de 2019
María, ideal de pureza
Una vieja leyenda.
En el altar de un convento hay una imagen un tanto extraña de María: tiene rotas las dos manos.
En otros tiempos la imagen estuvo incólume, pero fue mutilada después, en conmociones de guerra; y dice la leyenda que ante la estatua, cuando estaba entera, se vieron atendidas muchas súplicas, pero que ahora, ante la estatua mutilada, no se obran ya milagros; le faltan las manos a la Virgen para levantarlas a Dios rogando por los hombres.
Pero continúa la leyenda y dice que si un hombre se arrodillase ante la estatua y rezase de esta manera: “Virgen Santísima, Madre mía, aquí tienes mis manos; son tan limpias, tan incontaminadas que me atrevo a ofrecértelas para sustituir las tuyas…; entonces se reanudarían los milagros.
¿Le ofreces a la Virgen tus manos para que a través de ellas consuele y ayude a los necesitados?
Una vieja leyenda.
En el altar de un convento hay una imagen un tanto extraña de María: tiene rotas las dos manos.
En otros tiempos la imagen estuvo incólume, pero fue mutilada después, en conmociones de guerra; y dice la leyenda que ante la estatua, cuando estaba entera, se vieron atendidas muchas súplicas, pero que ahora, ante la estatua mutilada, no se obran ya milagros; le faltan las manos a la Virgen para levantarlas a Dios rogando por los hombres.
Pero continúa la leyenda y dice que si un hombre se arrodillase ante la estatua y rezase de esta manera: “Virgen Santísima, Madre mía, aquí tienes mis manos; son tan limpias, tan incontaminadas que me atrevo a ofrecértelas para sustituir las tuyas…; entonces se reanudarían los milagros.
¿Le ofreces a la Virgen tus manos para que a través de ellas consuele y ayude a los necesitados?
Apaga los ruidos de tu corazón
Y escucha los gritos de Dios:
Quejas de los hombres que piden un poco de amor.
¡Entra en sintonía!
Dios emite sin interrupción.
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