19 de octubre de 2019
«Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios»(Lucas 12,8-12).
Nos anima, Jesús, a ser valientes a la hora de dar testimonio de Él, a dar testimonio de nuestro Bautismo. Ser cristiano es dar testimonio del Señor, con nuestra vida. No olvidemos muchos dependen de lo que hagamos, con nuestro buen o mal ejemplo. Por ejemplo ente el grupo de amigos que se divierte ridiculizando a la Iglesia o a los sacerdotes; o a esas cenas o reuniones que nada tienen de cristianas.
«Vosotros tenéis que desarrollar una tarea altísima..., a favor de su cuerpo, que es la Iglesia... pueden dar una aportación de primer orden en la lucha por la victoria del bien sobre las fuerzas del mal, que de tantos modos insidian a la humanidad contemporánea. En vosotros, Cristo prolonga su pasión redentora» (Juan Pablo II).
San Serafín de Sarov llama al corazón "altar de Dios".
Dios le habla al corazón y hay que escucharle con el corazón. Un poeta se hacía eco de Descartes, y decía: "Amo ergo sum" = Amo, luego existo. Recordemos a san Agustín: "Nos has creado para ti, Señor, y sólo en ti encontrará su paz nuestro corazón". Se lee y escribe mucho sobre Cristo, pero se le imita muy poco."Si quieres hablar bien de mí, dice el Señor, imítame".
Nos anima, Jesús, a ser valientes a la hora de dar testimonio de Él, a dar testimonio de nuestro Bautismo. Ser cristiano es dar testimonio del Señor, con nuestra vida. No olvidemos muchos dependen de lo que hagamos, con nuestro buen o mal ejemplo. Por ejemplo ente el grupo de amigos que se divierte ridiculizando a la Iglesia o a los sacerdotes; o a esas cenas o reuniones que nada tienen de cristianas.
«Vosotros tenéis que desarrollar una tarea altísima..., a favor de su cuerpo, que es la Iglesia... pueden dar una aportación de primer orden en la lucha por la victoria del bien sobre las fuerzas del mal, que de tantos modos insidian a la humanidad contemporánea. En vosotros, Cristo prolonga su pasión redentora» (Juan Pablo II).
San Serafín de Sarov llama al corazón "altar de Dios".
Dios le habla al corazón y hay que escucharle con el corazón. Un poeta se hacía eco de Descartes, y decía: "Amo ergo sum" = Amo, luego existo. Recordemos a san Agustín: "Nos has creado para ti, Señor, y sólo en ti encontrará su paz nuestro corazón". Se lee y escribe mucho sobre Cristo, pero se le imita muy poco."Si quieres hablar bien de mí, dice el Señor, imítame".
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