8 de octubre de 2019
«Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas. En verdad una sola cosa es necesaria. Así, pues, María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada». (Lucas 10, 38-42).
«Marta, en su empeño de aderezarle al Señor de comer, andaba ocupada en multitud de quehaceres. María, su hermana, prefirió le diese a ella de comer el Señor. Se olvidó, en cierto modo, de su hermana, tan ajetreada por la complicación del servicio, y se sentó a los pies del Señor donde, sin hacer nada, escuchaba su palabra. Con oído discretísimo había oído decir: «Estaos quedos, y ved que yo soy el Señor». La otra se consumía, ésta comía; la otra disponía muchas cosas, ésta sólo miraba una sola» (San Agustín).
Si toda tu vida, fuerzas y saber las dedicas al trabajo olvidando lo espiritual, un día te sentirás agotado y vacío. Recuerda las palabras de Salomón: "El que regula sus placeres, se hará sabio". ¿Regulas tus placeres materiales y atiendes los espirituales?
«Marta, en su empeño de aderezarle al Señor de comer, andaba ocupada en multitud de quehaceres. María, su hermana, prefirió le diese a ella de comer el Señor. Se olvidó, en cierto modo, de su hermana, tan ajetreada por la complicación del servicio, y se sentó a los pies del Señor donde, sin hacer nada, escuchaba su palabra. Con oído discretísimo había oído decir: «Estaos quedos, y ved que yo soy el Señor». La otra se consumía, ésta comía; la otra disponía muchas cosas, ésta sólo miraba una sola» (San Agustín).
Si toda tu vida, fuerzas y saber las dedicas al trabajo olvidando lo espiritual, un día te sentirás agotado y vacío. Recuerda las palabras de Salomón: "El que regula sus placeres, se hará sabio". ¿Regulas tus placeres materiales y atiendes los espirituales?
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