II Semana de Adviento Sábado (Mateo 17,10-13).
Así también el Hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos». Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista”
San Agustín tuvo la experiencia de su conversión, de ese itinerario largo hasta acabar rendido ante la Verdad: "¡Tarde te amé, hermosura soberana, tarde te amé! Y Tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y me lanzaba sobre estas cosas hermosas que Tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Me retenían lejos de Ti aquellas cosas que sin Ti no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera, exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de Ti, y ahora siento hambre y sed de Ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de Ti" (San Agustín).
San Basilio reflexiona sobre este problema cuando habla de la cuestión de Ia educación. Comenzaban, en su tiempo, las denominadas escuelas monásticas en las que se acogía a muchachos. ¿Qué podemos dar realmente a estos jóvenes? Podemos darles tres cosas: enseñarles buenos principios de vida, darles un buen ejemplo y acostumbrarles a llevar una buena conducta y a rezar. Pero el resto dependerá de la libre voluntad del adolescente. Si se decide por el bien, entonces sabrá de qué se trata y ya estará acostumbrado a ello. Pero si rechaza la buena opción, ninguna buena educación lo podrá obligar al bien. Los profetas preparan la llegada de Cristo, pero el encuentro personal con él es absolutamente libre.
¿Sabías que Copérnico fue un eclesiástico polaco, o que el Sacerdote belga Lamaitre fue el pionero en proponer la hipótesis del Big Bang, como origen del universo?
San Agustín tuvo la experiencia de su conversión, de ese itinerario largo hasta acabar rendido ante la Verdad: "¡Tarde te amé, hermosura soberana, tarde te amé! Y Tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y me lanzaba sobre estas cosas hermosas que Tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Me retenían lejos de Ti aquellas cosas que sin Ti no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera, exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de Ti, y ahora siento hambre y sed de Ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de Ti" (San Agustín).
San Basilio reflexiona sobre este problema cuando habla de la cuestión de Ia educación. Comenzaban, en su tiempo, las denominadas escuelas monásticas en las que se acogía a muchachos. ¿Qué podemos dar realmente a estos jóvenes? Podemos darles tres cosas: enseñarles buenos principios de vida, darles un buen ejemplo y acostumbrarles a llevar una buena conducta y a rezar. Pero el resto dependerá de la libre voluntad del adolescente. Si se decide por el bien, entonces sabrá de qué se trata y ya estará acostumbrado a ello. Pero si rechaza la buena opción, ninguna buena educación lo podrá obligar al bien. Los profetas preparan la llegada de Cristo, pero el encuentro personal con él es absolutamente libre.
¿Sabías que Copérnico fue un eclesiástico polaco, o que el Sacerdote belga Lamaitre fue el pionero en proponer la hipótesis del Big Bang, como origen del universo?
Julián Escobar.
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