II Semana de Adviento Viernes (Mateo 11,16-19).
«¿A quién se parece esta generación? Se parece a los niños sentados en la plaza, que gritan a otros: "Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos cantado lamentaciones, y no habéis llorado»
Parece que aquí es Jesús quien hace alusión a un juego de niños. San Cirilo de Jerusalén recuerda cómo jugaban los niños en Palestina: «a boda» o «a funeral». A los niños les gusta imitar lo que ven hacer a los adultos, especialmente las ceremonias, y se toman muy en serio su juego, a diferencia de los adultos.
Madre Teresa de Calcuta: “En vísperas de la Navidad yo abrí un hogar para enfermos de sida en Nueva York como regalo de nacimiento para Jesús. Lo empezamos con quince lechos para otros tantos pacientes y con cuatro jóvenes a quienes conseguí sacar de la cárcel porque no querían morir allí. Uno de ellos hubo de ser trasladado al hospital. Antes de irme dijo: —¿Sabe, Madre Teresa? Cuando siento un tremendo mal de cabeza, lo comparto con el dolor de Jesús al ser coronado de espinas. Cuando experimento un dolor insoportable, cuando el dolor resulta insoportable en mi espalda, lo comparto con el dolor de Jesús al ser azotado. Cuando el dolor se hace insoportable en mis manos y mis pies, lo comparto con el dolor experimentado por Jesús al ser crucificado. Quiero morir cerca de ustedes. Lo acompañé a la capilla. Jamás he visto a nadie hablar con Dios como lo hizo aquel hombre, con un amor de comprensión tan grande entre él y Jesús. Después de tres días murió. Difícil de comprender el cambio experimentado por aquel hombre."
Dios te está diciendo: “Si piensas que el firmamento es maravilloso, mírate en un espejo y verás mi obra maestra”. ¿Te crees una obra maravillosa de Dios?
Parece que aquí es Jesús quien hace alusión a un juego de niños. San Cirilo de Jerusalén recuerda cómo jugaban los niños en Palestina: «a boda» o «a funeral». A los niños les gusta imitar lo que ven hacer a los adultos, especialmente las ceremonias, y se toman muy en serio su juego, a diferencia de los adultos.
Madre Teresa de Calcuta: “En vísperas de la Navidad yo abrí un hogar para enfermos de sida en Nueva York como regalo de nacimiento para Jesús. Lo empezamos con quince lechos para otros tantos pacientes y con cuatro jóvenes a quienes conseguí sacar de la cárcel porque no querían morir allí. Uno de ellos hubo de ser trasladado al hospital. Antes de irme dijo: —¿Sabe, Madre Teresa? Cuando siento un tremendo mal de cabeza, lo comparto con el dolor de Jesús al ser coronado de espinas. Cuando experimento un dolor insoportable, cuando el dolor resulta insoportable en mi espalda, lo comparto con el dolor de Jesús al ser azotado. Cuando el dolor se hace insoportable en mis manos y mis pies, lo comparto con el dolor experimentado por Jesús al ser crucificado. Quiero morir cerca de ustedes. Lo acompañé a la capilla. Jamás he visto a nadie hablar con Dios como lo hizo aquel hombre, con un amor de comprensión tan grande entre él y Jesús. Después de tres días murió. Difícil de comprender el cambio experimentado por aquel hombre."
Dios te está diciendo: “Si piensas que el firmamento es maravilloso, mírate en un espejo y verás mi obra maestra”. ¿Te crees una obra maravillosa de Dios?
Julián Escobar.
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