20 de enero de 2020
«A pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer». Quiso sentir todo lo nuestro, exceptuando el pecado; fue tentado por la incomprensión, la soledad, el desaliento, el sufrimiento y el miedo; vivió la radical experiencia humana del dolor, la muerte y la limitación, exactamente como nosotros. Esto lo coloca ya para siempre a nuestro lado porque la resurrección no consistió en alejarse de su propia humanidad, sino en asumirla eternamente glorificada en Dios. Esto nos da confianza: tú me entiendes, Jesús, has pasado por esto… se dice «consumado» en la entrega interior total que te animó, Señor, hasta llegar a la consumación, a la perfección (G. Mora).
Julián Escobar.
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