9 de enero de 2020
Se trata de la gozosa libertad del amor cristiano y de la gratuidad, que Dios entrega en Cristo. Si Dios es amor, también el hombre, porque es su imagen y semejanza, está llamado a vivir del amor, pero debe contar con su miseria, se integra a su vocación más sublime: la unión con Dios (cfr. GS 13). Jesucristo, es el Sacramento del encuentro de Dios con el hombre, lo busca para redimirlo, lo que significa, esperar una respuesta que debemos dar día a día. La Iglesia, en la que está presente el Señor, por lo mismo, con ÉL por muchas borrascas que enfrente la comunidad de los fieles, siempre nos dirá: “Soy yo, no temáis”. Teresa de Jesús nos invita a servir a Dios con toda la vida. “Quien de verdad comienza a servir al Señor, lo menos que le puede ofrecer es la vida... Y qué sabemos si sernos de tan corta vida, desde…nos determinamos a servir del todo a Dios, se acabe?” (CV 12,2
Julián Escobar.
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