Homilía 6 enero de 2020
Mt 2, 1-12
¿Ves lo que los pastores y reyes Magos vieron?
Los grandes artistas de todos los géneros tienen en sus almas ojos especiales que ven lo que nosotros no vemos. Recuerden a Antonio Machado y la poesía que le hizo a un olmo seco. Un olmo medio podrido y abandonado, al borde del camino. Machado, con el corazón destrozado por la grave enfermedad de su joven esposa de 18 años, vio reverdecer aquel olmo en primavera y así vio revivir a su esposa.
Un bloque de mármol abandonado en una cantera. Miguel Ángel vio en él lo que podía hacer. Sacó la Piedad. ¡Tiene ojos que ven lo que la mayoría no vemos!
Quien busca a Dios encuentra personas y cosas maravillosas, porque Dios es el único colirium que limpia los ojos del corazón para ver sin prejuicios y egoísmos. Herodes era un ciego, aunque sus ojos vieran. ¿Qué le cegaba? Su egoísmo, el egoísmo que le había ido pudriendo sus sentimientos y por eso sólo veía a enemigos y hacía ejecutar a sus propios hijos y familiares.
Los magos vieron la estrella porque buscaban lo bueno y bello y esa búsqueda los llevó hasta Dios hecho Hombre, y no se dejaron contaminar por el embrutecido y tóxico Herodes.
¿Qué buscamos cada uno de nosotros? Quizás el joven busque una joven que sea una “ganga”; quizás la joven un hombre de marca. Quizás el empresario busque unas ganancias ilimitadas, y el empleado ganar mucho y trabajar poco. Pero la sociedad no es un gran centro comercial en el que se puede adquirir lo que uno quiera.
Si buscamos, pero llevamos el corazón cerrado, no encontraremos nada y si veremos muchos enemigos, como los veía Herodes.
La Iglesia Católica es generadora de felicidad, de alegría, de paz, pero muchos la ven como enemiga a eliminar, e incluso católicos no la ven como “Madre”, como “Cuerpo” visible de Cristo invisible. ¿Por qué? Porque no buscan a Dios y ayudar a los demás, sino que sólo piensan en sí mismos y jamás ayudan a nadie.
La Iglesia es tu Madre, no tu enemiga.
Si lo prefiere puede descargar las homilías de d. Julián en formato PDF o DOC.
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Los grandes artistas de todos los géneros tienen en sus almas ojos especiales que ven lo que nosotros no vemos. Recuerden a Antonio Machado y la poesía que le hizo a un olmo seco. Un olmo medio podrido y abandonado, al borde del camino. Machado, con el corazón destrozado por la grave enfermedad de su joven esposa de 18 años, vio reverdecer aquel olmo en primavera y así vio revivir a su esposa.
Un bloque de mármol abandonado en una cantera. Miguel Ángel vio en él lo que podía hacer. Sacó la Piedad. ¡Tiene ojos que ven lo que la mayoría no vemos!
Quien busca a Dios encuentra personas y cosas maravillosas, porque Dios es el único colirium que limpia los ojos del corazón para ver sin prejuicios y egoísmos. Herodes era un ciego, aunque sus ojos vieran. ¿Qué le cegaba? Su egoísmo, el egoísmo que le había ido pudriendo sus sentimientos y por eso sólo veía a enemigos y hacía ejecutar a sus propios hijos y familiares.
Los magos vieron la estrella porque buscaban lo bueno y bello y esa búsqueda los llevó hasta Dios hecho Hombre, y no se dejaron contaminar por el embrutecido y tóxico Herodes.
¿Qué buscamos cada uno de nosotros? Quizás el joven busque una joven que sea una “ganga”; quizás la joven un hombre de marca. Quizás el empresario busque unas ganancias ilimitadas, y el empleado ganar mucho y trabajar poco. Pero la sociedad no es un gran centro comercial en el que se puede adquirir lo que uno quiera.
Si buscamos, pero llevamos el corazón cerrado, no encontraremos nada y si veremos muchos enemigos, como los veía Herodes.
La Iglesia Católica es generadora de felicidad, de alegría, de paz, pero muchos la ven como enemiga a eliminar, e incluso católicos no la ven como “Madre”, como “Cuerpo” visible de Cristo invisible. ¿Por qué? Porque no buscan a Dios y ayudar a los demás, sino que sólo piensan en sí mismos y jamás ayudan a nadie.
- Busca sin cansarte
- Despréndete de cualquier prejuicio
- Sé un regalo cada día para los demás
- Abre tu corazón a Dios
La Iglesia es tu Madre, no tu enemiga.
Julián Escobar.
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