20 de abril de 2020 Lunes II de Pascua
Evangelio: Jn 3,1-8.
Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
Hace muy pocos días celebrábamos la vigilia pascual. Una parte integrante de ella era la celebración de Bautismo, que es la Pascua, el paso de la muerte a la vida. La bendición solemne del agua y la renovación de las promesas fueron puntos clave en aquella noche santa.
Una bella fórmula de san Pablo podría ser nuestro lema de reflexión y acción, sobre todo en este tiempo pascual: «¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con Él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva» (Rom 6,3-4).
Toma tu vida con cariño entre tus manos y mira siempre adelante, sigue avanzando, no te detengas, no te desanimes. Dios te espera al final del camino y te está sonriendo, porque espera mucho de ti. No importa si el camino está lleno de espinas. ¡SIEMPRE ADELANTE! ¡Y SÉ AGRADECIDO!
Jesús salió del sepulcro para meterse en tu corazón.
Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
Hace muy pocos días celebrábamos la vigilia pascual. Una parte integrante de ella era la celebración de Bautismo, que es la Pascua, el paso de la muerte a la vida. La bendición solemne del agua y la renovación de las promesas fueron puntos clave en aquella noche santa.
Una bella fórmula de san Pablo podría ser nuestro lema de reflexión y acción, sobre todo en este tiempo pascual: «¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con Él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva» (Rom 6,3-4).
Toma tu vida con cariño entre tus manos y mira siempre adelante, sigue avanzando, no te detengas, no te desanimes. Dios te espera al final del camino y te está sonriendo, porque espera mucho de ti. No importa si el camino está lleno de espinas. ¡SIEMPRE ADELANTE! ¡Y SÉ AGRADECIDO!
Jesús salió del sepulcro para meterse en tu corazón.
Julián Escobar.
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