30 de noviembre de 2021
¡No tengas prisas!
Jerusalén fue destruida, el Templo lo fue el año 70 de nuestra era, Jesús lo anunció llorando. Pero ¿qué será de nosotros, de nuestro mundo? Será lo que nosotros queramos. Nuestro corazón debe ser un altar desde el que le ofrezcamos a Dios y a los demás ofrendas de amor y paz. Un corazón que ofrece paz y amor, nada teme porque sabe que el mal es limitado y con fecha de caducidad. Alguien digo que los perseguidores de la Iglesia sufren de un nerviosismo inexplicable porque el mal tiene prisas, tiene miedo a que se les termine el tiempo. ¿Las prisas es signo de debilidad? Parece que sí. Dios tiene la eternidad y da tiempo al tiempo.
- ¿Confundes reflexión con negligencia?
- ¿Por qué eres lento para hacer el bien y rápido para hacer el mal?
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