10 de diciembre de 2022
Señor, tu presencia me llena de alegría.
Mi mayor deseo es orientar
todos mis esfuerzos, físicos y mentales,
durante este período de oración,
y durante el día hacia ti.
Jesús, quiero que tú seas el centro de mi ser.
Acreciéntame este deseo para que pueda estar
totalmente junto a ti,
en todo tiempo y en todo lugar.
Quiero alabarte y honrarte
todos los días de mi vida.
Aumenta mi espíritu de generosidad.
Dame un corazón lo bastante generoso
como para ofrecerte toda mi libertad
y todo cuanto poseo,
de manera que tú puedas disponer de mí como te agrade,
y me concedas hacer tu voluntad en todo
dentro de un espíritu de amoroso servicio.
¿Qué es lo que más te cuesta de lo que Dios te pide?
¿Eres sincero en tu trato con Dios?
Un anciano decía: “Nunca quise hacer lo que era útil para mí y perjuicio para mi hermano. Siempre tuve la esperanza de que lo que ayuda a mi hermano es provechoso para mí”. ¿Piensas tú lo mismo? ¿Tienes siempre en cuenta el beneficiar a tu prójimo? No lo olvides: ¡El bien que haces, te lo haces a ti!
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