12 de enero de 2023
- ¿Puedo descansar contigo?
- Por supuesto, le respondí
- ¿Cómo te llamas?, le pregunté:
- Antonio
- Y ¿qué haces por aquí a estas horas?
- Estoy recogiendo del campo las flores que mañana iré a vender por las calles de la ciudad
- ¿Y eres feliz con este trabajo?
- Muy feliz. Como ves, tengo bellas flores. Y cada una de ellas tiene la bendición de Dios, pues al recogerlas le pido al buen Dios que bendiga a quienes me las compren. Hay flores para todos. Y todas llevan la sonrisa y el amor de Dios. Cada mañana, cuando me levanto, me digo a mí mismo: Hoy quiero hacer más felices a mis hermanos. Quiero repartir, por los caminos de este mundo, flores de alegría, de amor, de pureza, de caridad y de paz. Flores que alegren sus vidas y los hagan un poco más felices. Por eso, le pido a Dios su bendición para que se cumplan mis deseos y todos sean más felices. ¡Es tan fácil hacer felices a los demás! Yo lo hago, repartiendo flores del campo. Tú puedes hacerlo, repartiendo flores espirituales con tus pequeños servicios, con tu sonrisa, con tu alegría, con tu generosidad. Yo reparto flores de amor. ¿Y tú?
Julián Escobar.
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