18 de febrero de 2023
Relata Chateaubriand en su libro Memorias de ultratumba que, siendo niño, se fue a confesar varias veces sin querer decir un pecado, porque tenía vergüenza. Pero no estaba tranquilo. Por fin, un día se atrevió a confesarlo y dice: Yo no tendré jamás en mi vida un momento semejante. Si me hubiese quitado de encima el peso de una montaña, me habría aliviado menos; lloraba de felicidad. Me atrevo a decir que fue el día en que se formó en mí un hombre honrado; comprendí que no habría podido vivir con remordimiento. ¿Cuál no será el remordimiento del criminal, si yo tanto he sufrido por haber ocultado las debilidades de un niño? Al terminar, fui a abrazar a mi madre, que me aguardaba al pie del altar. Y al presentarme delante de mis maestros y camaradas, llevaba la frente alta y el aire radiante; marchaba con paso ligero, satisfecho del triunfo de mi arrepentimiento. ¿Se arrepiente y pide perdón por sus faltas y ofensas?
Julián Escobar.
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