13 de junio de 2023
San Antonino, el ilustre arzobispo de Florencia, relata que había muerto un piadoso caballero, amigo de él. Varias Misas fueron sufragadas por su alma. El Santo se afligió mucho cuando, después de un prolongado lapso, el alma del fallecido se le apareció, sufriendo muchísimo.
— Oh, mi querido amigo — exclamó el arzobispo, — ¿todavía estás en el Purgatorio, tú, que llevaste tan piadosa y devota vida?
El pobre sufriente contestó:
— Así es, y tendré que permanecer aquí por un largo tiempo, pues en mi vida en la tierra fui negligente en ofrecer sufragios por las almas del purgatorio. Ahora, Dios por su justo juicio, aplica los sufragios que debían ser aplicados por mí, en favor de aquellos por los cuales debí haber rezado. Dios, en su justicia, me dará todos los méritos de mis buenas obras cuando entre al Cielo; pero antes, debo expiar mi grave negligencia por no haberme acordado de los otros.
Tan ciertas son las palabras de Nuestro Señor: "Con la vara con que mides serás medido".
Recuerda, tú que lees estas líneas, el terrible destino de ese piadoso caballero, será el de aquellos que se niegan a orar y rehúsan ayudar a las almas del Purgatorio.
Paul O’Sullivan, Léeme o laméntalo, página 8. (texto levemente cambiado)
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