6 de junio de 2023
Un sabio que se gloriaba mucho de su ciencia se hizo conducir por un barquero por el río. Durante la travesía entabló conversación con él, preguntándole: «¿Ha aprendido usted las matemáticas?» «No», contestó el barquero. Dijo entonces el sabio: «Pues ha perdido usted la cuarta parte de su vida.» Otra vez preguntó el sabio: «¿Ha estudiado usted física?» Se rió el barquero y contestó: «No.» Le replicó el sabio: «Pues ha perdido usted dos cuartas partes de su vida.» Le preguntó otra vez: «¿Ha estudiado usted astronomía?» El barquero contestó negativamente a esta pregunta, y el sabio contestó: «Pues ha perdido usted tres cuartas partes de su vida.»
En este momento notaron ambos que se abría una vía en la barca y el agua penetraba en ella. «¿Sabe usted nadar?», preguntó el barquero al sabio. Le contestó éste: «No.» Le dijo entonces el barquero: «Pues ha perdido usted toda su vida de una vez, si no se apresura a agarrarse a mi espalda.»
Lo mismo que a este sabio acontecerá a aquellos hombres que se vanaglorien de su real o pretendida ciencia, pero viven sin religión. Para éstos, todo estará entonces perdido si no consiguen, por la misericordia de Dios, que en el último instante de su vida el arrepentimiento y la penitencia les salven. Todo perdido para ellos, aun la felicidad eterna. Con razón dice San Agustín: «Desdichado el hombre que lo sabe todo pero no os conoce a Vos, Señor.»
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