16 de marzo de 2024
Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y a Santiago, y subió al monte a orar. Mientras oraba, la apariencia de su rostro se hizo otro, y su ropa se hizo blanca y resplandeciente. Y he aquí, dos hombres hablaban con Él, los cuales eran Moisés y Elías, quienes apareciendo en gloria1, hablaban de la partida de Jesús, que Él estaba a punto de cumplir en Jerusalén. Pedro y sus compañeros habían sido vencidos por el sueño, pero cuando estuvieron bien despiertos, vieron la gloria de Jesús y a los dos varones que estaban con Él.»
Juan de Soto, fue un hermano de la compañía de Jesús, que fue durante toda su vida el sastre de su convento. A la hora de la muerte recibió los últimos sacramentos, y luego pidió la aguja que tenía encima de su mesa de costura. La tomó en sus manos, la levantó con sumo respeto, como si fuese algo sagrado, y dijo a los presentes: “Aquí está mi llave para entrar en el Cielo”.
Lo que quería decir es que por su trabajo constante se había hecho digno de llegar al Cielo. Para el sastre la aguja, para el herrero de martillo, para el escritor la pluma… el trabajo bien hecho y sin quejas es camino hacia el Cielo.
- ¿Qué opinan de tu trabajo tus compañeros?
- ¿Ves el trabajo como un castigo?
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