1 de mayo de 2024
El Resucitado me preguntó:
- ¿Puedo charlar contigo?
- Por supuesto, le respondí
- ¿Cómo te llamas?, me preguntó:
- Antonio
- Y ¿qué haces por aquí?
- Estoy recogiendo del campo las flores que mañana iré a vender por las calles de la ciudad
- ¿Y eres feliz con este trabajo?
- Muy feliz. Como ves, tengo bellas flores. Y cada una de ellas tiene la bendición de Dios, pues al recogerlas le pido al buen Dios que bendiga a quienes me las compren. Hay flores para todos. Y todas llevan la sonrisa y el amor de Dios. Cada mañana, cuando me levanto, me digo a mí mismo: Hoy quiero hacer más felices a mis hermanos. Quiero repartir, por los caminos de este mundo, flores de alegría, de amor, de pureza, de caridad y de paz. Flores que alegren sus vidas y los hagan un poco más felices. Por eso, le pido a Dios su bendición para que se cumplan mis deseos y todos sean más felices.
Yo, le dije, también quiero repartir flores espirituales a mis semejantes.
La flor de la vida eterna es la que nos regala CRISTO.
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