10 de junio de 2024
Cuando Napoleón, en el año 1804, propuso a Pío VII, con palabras engañosas, sus planes, indignos de la Iglesia, el Papa le contestó con esta palabra:
- Eres un comediante.
- ¿Cómo? exclamó el emperador, ¿Comediante yo? ¡Ahora sí que se acabó todo!
Cogió de la mesa, con rabia, un artístico mosaico que representaba la basílica de San Pedro y, echándolo a los pies del pontífice, rugió:
- Mira, viejo: así voy yo a hacer añicos tu reino.
El Papa se levantó con la misma solemnidad con que había entrado y abandonó la sala pronunciando una sola palabra:
- Y ahora eres un tragediante.
Y una tragedia fue en adelante el destino de Napoleón. El «viejo» vivía aún, cuando moría Napoleón en Santa Elena.
¿Sabes que a los humildes los enaltece Dios?
Julián Escobar.
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