29 de julio de 2024
Las oraciones de una madre llegan al Cielo.
Santa Mónica es la madre de San Agustín. Ella lloraba y rezaba porque su hijo Agustín saliera de los caminos del pecado y de las sectas. Agustín dejó Cartago y partió hacia Roma. Las oraciones y lágrimas de su madre, Mónica, se intensificaron rogándole que se quedara, pero él la engañó y se fue a Roma. En Roma Dios usó a san Ambrosio para convertir a san Agustín. “¡Dios no permite que un hijo de tantas oraciones y lágrimas se pierda!”.
El Cielo está abierto a cualquier oración y más a la de las madres.
- ¿Confía usted en que Dios siempre escucha sus oraciones?
- ¿Es usted perseverante en sus oraciones?
Julián Escobar.
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