1 de junio de 2025 Fortaleza y martirio de Marino
Mt 28, 16-20. Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»
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Hacia el año 264, en Cesarea servía en el ejército del emperador pagano Galieno, un oficial cristiano, por nombre Marino. Estaba para llegar al grado de capitán de legión, cuando fue acusado como cristiano. Marino, interrogado por el gobernador, manifestó claramente que era discípulo de Jesucristo. El gobernador le dio tres horas para reflexionar sobre lo que le convenía hacer.
El obispo Leotecne llamó a Marino, lo llevó a la iglesia, al santuario, y levantando un poco el manto militar, le tomó la espada, presentándole al mismo tiempo el Evangelio y diciendo: "Escoge lo que prefieras, o la espada de oficial o el Evangelio de Cristo". Sin dudar, Marino tomó el libro santo.
Entonces le dijo el obispo: "Sirve al Señor tu Dios ¡oh soldado de Jesucristo!, y su Espíritu será tu fortaleza". Compareció Marino ante el juez, gobernador, y con la misma fortaleza de antes, profesó ser cristiano y soldado de Cristo.
Pocas horas después recogía en el cielo la palma de la victoria.
¿Has vendido alguna vez tu condición de cristiano por algo?
¿Buscas el prestigio ante Dios o ante las personas?
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