31 de mayo de 2024
En tiempos de la persecución anticatólica desencadenada en Prusia (1874) por Bismarck, un periódico alemán gastó al «Canciller de Hierro» la siguiente broma:
Un artista dibujó en la pared una iglesia con gruesas maromas alrededor de ella y el señor Bismarck haciendo esfuerzos para derribarla o, más bien, para arrancar de cuajo el edificio, tirando de las maromas con toda su fuerza. El demonio, que ha estado observando todos sus esfuerzos, se acerca y le increpa:
- ¿Qué estás haciendo aquí?
- Estoy intentando derribar la iglesia.
- ¿Cuánto tiempo crees que emplearás en tal obra?
- Tres o cuatro años.
- ¡Hala! ¡Dos mil años hace que estoy ocupado yo en la misma faena y no lo he logrado aún!
- ¿Critica y ataca a la Iglesia con ánimo de hacerle daño?
- ¿Sabe ver lo bueno de Ella?
Julián Escobar.
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