10 de octubre de 2025
¡Padre!, santificado sea tu nombre. ¡Padre!, haznos más hermanos, más caritativos. ¡Padre!, sé misericordioso con nosotros. ‘Orar es hablar con Dios. Pero, de qué?’. ¿De qué? De Él, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias..., ¡flaquezas!: y hacimientos de gracias y peticiones: y Amor y desagravio. En dos palabras: conocerle y conocerte: tratarse!’ (San Josemaría).
Los cristianos ortodoxos de rito griego y ruso, en la liturgia eucarística llamada de San Juan Crisóstomo (que siguen aún) se preparan así: «Y haznos dignos, oh Señor, para que con confianza y sin presunción osemos invocarte como Padre, Dios del Cielo, y decir: Padre nuestro...». En la Misa romana tenemos, de modo análogo y más resumido: «nos atrevemos a decir: Padre nuestro...» (J. Jeremias).
¿Eres consciente de lo que dices cuando rezas el Padrenuestro?
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