4 de Febrero de 2018. Domingo 5 T.O. ¿Somos cristianos insípidos?
Jesús nos pide que seamos Luz y Sal para el mundo, para las personas que nos rodean, pero ¿lo somos? Sí, “un santo triste es un triste santo” y cristiano triste, es un triste cristiano, que ni da sabor a la vida ni es luz en la oscuridad.
Ser Sal y Luz es ir sembrando las semillas del Evangelio y regándolas con nuestro ejemplo. ¿Quieres dar sentido a tu vida? ¡Sé luz y sal del Evangelio! No importa que seas joven o anciano, rico o pobre, seas como seas, bueno o regular, no dejes que la vida se te escape sin intentar cada día, todos los días, dar sabor y luz a tu vida y a la de los que te rodean.
Alguien escribió: “Si nunca pisas un racimo de uvas en un lagar, nunca tendrás un vaso de vino sobre tu mesa, si nunca sientes el dolor de tu culpa, nunca saborearás el alivio del perdón”.
Una sonrisa, un gesto agradable, puede ser luz y sal para los demás.
Ser Sal y Luz es ir sembrando las semillas del Evangelio y regándolas con nuestro ejemplo. ¿Quieres dar sentido a tu vida? ¡Sé luz y sal del Evangelio! No importa que seas joven o anciano, rico o pobre, seas como seas, bueno o regular, no dejes que la vida se te escape sin intentar cada día, todos los días, dar sabor y luz a tu vida y a la de los que te rodean.
Alguien escribió: “Si nunca pisas un racimo de uvas en un lagar, nunca tendrás un vaso de vino sobre tu mesa, si nunca sientes el dolor de tu culpa, nunca saborearás el alivio del perdón”.
Una sonrisa, un gesto agradable, puede ser luz y sal para los demás.
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