23 de marzo de 2019. Iglesia sin barreras
Lucas 15, 1-3.11-32 El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo."
Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado."
En una audiencia concedida de Pío XII tuvo lugar una escena paternal, tierna, emotiva, que conmovió profundamente a los niños cristianos negros.
Durante la audiencia papal, un niño senegalés, viendo que todos se postraban a besar el anillo del Papa, mostró impacientes deseos de hacerlo él también. Pío XII le cogió en sus brazos, entre los que el niño seguía buscando su mano con el anillo, y le dejó que la tomase y la besase. «Bendigo en él, exclamó conmovido el Santo Padre, a toda el África negra.» Una salva de aplausos rubricó sus palabras. Los negros no olvidarán nunca esta escena, que venía a demostrarles que para el Papa y la Iglesia no existe la barrera de las razas.
De toda raza, de toda nación son los miembros de la Iglesia. “Id al mundo entero a anunciar el Evangelio”.
- ¿A quién anuncia usted el Evangelio?
Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado."
En una audiencia concedida de Pío XII tuvo lugar una escena paternal, tierna, emotiva, que conmovió profundamente a los niños cristianos negros.
Durante la audiencia papal, un niño senegalés, viendo que todos se postraban a besar el anillo del Papa, mostró impacientes deseos de hacerlo él también. Pío XII le cogió en sus brazos, entre los que el niño seguía buscando su mano con el anillo, y le dejó que la tomase y la besase. «Bendigo en él, exclamó conmovido el Santo Padre, a toda el África negra.» Una salva de aplausos rubricó sus palabras. Los negros no olvidarán nunca esta escena, que venía a demostrarles que para el Papa y la Iglesia no existe la barrera de las razas.
De toda raza, de toda nación son los miembros de la Iglesia. “Id al mundo entero a anunciar el Evangelio”.
- ¿A quién anuncia usted el Evangelio?
Julián Escobar.
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