24 de marzo de 2019. Cristo es inmortal
Jn 4, 5-42 Les dijo también esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no encontró.
Dijo entonces al viñador: "Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y nos encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?".
Pero él respondió: "Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré.
Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás"».
Cuando el gran escritor Chateaubriand, autor de “El genio del Cristianismo”, iba a recibir el santo viático, escuchaba desde el lecho de agonía los gritos del populacho que pedía el destronamiento del rey de Francia, Carlos X.
Entre tanto, el sacerdote se acercó al moribundo, llevándole la santa eucaristía, dijo estas palabras del ritual: «He aquí que viene a ti tu Rey, manso.»
Entonces el fervoroso sabio exclamó con emoción profunda:
- He aquí un Rey a quien nunca los revolucionarios podrán destronar.
Cristo es inmortal; resucitó para no morir más. Y la Iglesia, su obra, durará hasta el último día de los siglos. Los poderes del infierno nada podrán contra ella.
- ¿Estás convencido tú de esta afirmación?
Dijo entonces al viñador: "Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y nos encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?".
Pero él respondió: "Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré.
Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás"».
Cuando el gran escritor Chateaubriand, autor de “El genio del Cristianismo”, iba a recibir el santo viático, escuchaba desde el lecho de agonía los gritos del populacho que pedía el destronamiento del rey de Francia, Carlos X.
Entre tanto, el sacerdote se acercó al moribundo, llevándole la santa eucaristía, dijo estas palabras del ritual: «He aquí que viene a ti tu Rey, manso.»
Entonces el fervoroso sabio exclamó con emoción profunda:
- He aquí un Rey a quien nunca los revolucionarios podrán destronar.
Cristo es inmortal; resucitó para no morir más. Y la Iglesia, su obra, durará hasta el último día de los siglos. Los poderes del infierno nada podrán contra ella.
- ¿Estás convencido tú de esta afirmación?
Julián Escobar.
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