7 de abril de 2019. Pensar en los demás es una mejora
Juan 8, 1-11 “Jesús escribía en el suelo… se incorporó y dijo: El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra… Mujer, nadie te ha condenado… tampoco yo te condeno… Vete y no peques más”.
En un oratorio de salesianos, en España, el sacristán observó que un alumno externo un día y otro se quedaba rezagado, esperando que todos hubieran salido; entonces se dirigía presurosamente a un cepillo y ponía algo dentro. Por fin el sacristán contó el caso al director del instituto. Éste llamó al niño.
- Oye, ¿qué haces tú cada mañana junto al cepillo? Creo que es el destinado a las misiones.
- ¡Señor director! -contestó el niño con una sonrisa-, pongo el dinero que me dan mis padres para la merienda.
- Pero, ¿no tienes hambre?
- Sí, siento un poquitín, pero no quiero pensar en ello, y con facilidad lo olvido al jugar.
- ¿Es usted así de generoso con los necesitados?
En un oratorio de salesianos, en España, el sacristán observó que un alumno externo un día y otro se quedaba rezagado, esperando que todos hubieran salido; entonces se dirigía presurosamente a un cepillo y ponía algo dentro. Por fin el sacristán contó el caso al director del instituto. Éste llamó al niño.
- Oye, ¿qué haces tú cada mañana junto al cepillo? Creo que es el destinado a las misiones.
- ¡Señor director! -contestó el niño con una sonrisa-, pongo el dinero que me dan mis padres para la merienda.
- Pero, ¿no tienes hambre?
- Sí, siento un poquitín, pero no quiero pensar en ello, y con facilidad lo olvido al jugar.
- ¿Es usted así de generoso con los necesitados?
Julián Escobar.
Comentarios