¡Alegraos! ¡Él vive! Lunes 22 abril.

La Resurrección de Jesús ha quedado simbólicamente reflejada en las vidas de sus discípulos. El Señor Resucitado entra en el «reducto» en el que se habían encerrado, después de la crucifixión: un reducto de oscuridad, incertidumbre, duda, desaliento, miedo y frustración. El reanima sus espíritus e infunde en ellos una nueva vida. Los llena de paz y gozo.
Libre de las limitaciones de su cuerpo físico, el Cristo Resucitado puede ir a donde le plazca. Observaremos cómo él se hace presente allí donde más le necesitan, para animar y consolar a sus discípulos. Es Cristo, el Consolador.
Pide la gracia de sentir alegría porque el Señor ha resucitado, y valor para ir por todo el mundo e irradiar tu alegría por medio de tu generoso servicio.
¡Has ganado, Señor, sabemos que has ganado!
Has triunfado sobre todo lo peor que hemos hecho, entre todos y cada uno por separado.
Ven a mí, gran Señor de la Vida, como llegas hasta todos tus amigos.
Envíame a consolar a los que sufren junto a mí. Ven, y envía a tus amigos a este mundo cotidiano, para que, llenos de esperanza, luchemos por el Reino de Dios. Joseph Tetlow, S.J.
Julián Escobar.
Comentarios