13 de mayo de 2024
No odies, no mientas, no hagas nunca daño.
Si no puedes hacer el bien, por lo menos no hagas daño.
Irradia el bien de tu amor y de tu sonrisa a todos los que se acerquen a ti. Siembra alegría y paz a tu alrededor. No coloques piedras en el camino de tus semejantes.
Sigue tu camino con alegría, porque es el tuyo; pero ayuda a levantarse a los que veas caídos o a quienes están tristes, porque no saben a dónde ir.
Si quieres ser feliz un instante, véngate.
Si quieres ser feliz siempre, perdona.
¿Cómo es Ud. más feliz, odiando o perdonando?
San Agustín habla de modo general de las dos ciudades y dice: Dos amores levantaron dos ciudades. El amor de sí mismo, que llega hasta el desprecio de Dios, levantó la ciudad terrena; y la celeste, el amor a Dios, que llega hasta el desprecio de sí mismo. Ahora están mezcladas corporalmente, pero separadas según su voluntad; y en el día del juicio vendrá la total separación.
Son dos amores: uno santo, otro impuro; uno social, otro privado; uno que mira a la utilidad común por el reino superior, otro que se aprovecha del bien común para su propia ventaja y arrogante dominación… Estos dos amores precedieron en los ángeles, el bueno en los buenos, y el malo en los malos; y fueron causa de distinguirse entre los hombres dos ciudades bajo la admirable e inefable providencia de Dios, que gobierna y ordena todo lo creado. ¿Ama el Cielo sin despreciar al mundo?
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