1er Domingo Adviento. Homilía
Al comenzar el Adviento, Jesús, nos dice que estemos siempre preparados, pues Él vendrá sin previo aviso. ¿Nos encontrará con buenas obras, en paz con Dios y con todas las personas?
Un ejemplo: Un hombre entró por casualidad en una tienda durante un robo. El ladrón le apuntó con su pistola y le dijo que le entregara todo el dinero que llevaba. El buen hombre respondió: “No me asusta que me mate. Acabo de leer el Evangelio, he rezado mis oraciones y no estoy en pecado grave”. El ladrón se paralizó asombrado, y el hombre de 60 años salió de la tienda.
- ¿Qué habríamos hecho nosotros? Yo admiro la valentía del buen hombre, pero creo que yo le hubiera dado todo el dinero de mi cartera. Creo que, a mí, por lo menos, nos falta valentía y estar preparados para un buen encuentro con el Señor. Y esto es lo que nos pide el Señor: “Estad vigilantes y preparados”.
¡Sed valientes y controlados!
Valientes para decirle a Dios que le necesitamos y trabajar para controlarnos en esas faltas “menores”, pero que se han incrustado en nuestra mente, corazón y en el actuar de cada día, tales como: las mentiras, el resentimiento, los gestos agresivos, los impulsos no controlados… ¡Faltas menores, pero que causan grandes daños!
¿No tienen importancia las pequeñas cosas?
Un inglés, Bobby Leach, se metió en un cilindro a modo de cañón, y lanzado hasta caer en las cataratas del Niágara. El golpe que se dio fue morrocotudo, pero salió con vida. Años después, caminando por una calle de Nueva Zelanda, pisó una cáscara de naranja y le costó la muerte. ¿Qué te parece?
¡Las cosas pequeñas tienen mucha importancia!
Para un ex alcohólico un simple vaso de vida puede ser su recaída, borrar lo conquistado con tanto sacrificio. Un buen propósito para las semanas de este tiempo de Adviento, sería intentar controlar los pequeños defectos. Los pequeños defectos no controlados nos van ensuciando y nos pueden convertir en trapos asquerosos, según el profeta Isaías (64, 4).
Si lo prefiere puede descargar las homilías de d. Julián en formato PDF o DOC.
Otro blog del autor: www.sendasparaelcorazon.org
Enlaces de interés:
Un ejemplo: Un hombre entró por casualidad en una tienda durante un robo. El ladrón le apuntó con su pistola y le dijo que le entregara todo el dinero que llevaba. El buen hombre respondió: “No me asusta que me mate. Acabo de leer el Evangelio, he rezado mis oraciones y no estoy en pecado grave”. El ladrón se paralizó asombrado, y el hombre de 60 años salió de la tienda.
- ¿Qué habríamos hecho nosotros? Yo admiro la valentía del buen hombre, pero creo que yo le hubiera dado todo el dinero de mi cartera. Creo que, a mí, por lo menos, nos falta valentía y estar preparados para un buen encuentro con el Señor. Y esto es lo que nos pide el Señor: “Estad vigilantes y preparados”.
¡Sed valientes y controlados!
Valientes para decirle a Dios que le necesitamos y trabajar para controlarnos en esas faltas “menores”, pero que se han incrustado en nuestra mente, corazón y en el actuar de cada día, tales como: las mentiras, el resentimiento, los gestos agresivos, los impulsos no controlados… ¡Faltas menores, pero que causan grandes daños!
¿No tienen importancia las pequeñas cosas?
Un inglés, Bobby Leach, se metió en un cilindro a modo de cañón, y lanzado hasta caer en las cataratas del Niágara. El golpe que se dio fue morrocotudo, pero salió con vida. Años después, caminando por una calle de Nueva Zelanda, pisó una cáscara de naranja y le costó la muerte. ¿Qué te parece?
¡Las cosas pequeñas tienen mucha importancia!
Para un ex alcohólico un simple vaso de vida puede ser su recaída, borrar lo conquistado con tanto sacrificio. Un buen propósito para las semanas de este tiempo de Adviento, sería intentar controlar los pequeños defectos. Los pequeños defectos no controlados nos van ensuciando y nos pueden convertir en trapos asquerosos, según el profeta Isaías (64, 4).
Julián Escobar.
Si lo prefiere puede descargar las homilías de d. Julián en formato PDF o DOC.
Otro blog del autor: www.sendasparaelcorazon.org
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