29 de abril de 2024
Fulton Sheen en su libro “Vida de Cristo”, que me parece muy apropiada: “ En la historia del mundo sólo se ha dado una vez el caso de que delante de la entrada de una tumba se colocara una gran piedra y se apostara una guardia para evitar que un hombre muerto resucitara de ella: fue la tumba de Cristo en la tarde del viernes que llamamos santo. ¿Qué espectáculo podría haber más ridículo que el ofrecido por unos soldados vigilando un cadáver? Pero fueron puestos centinelas para que el muerto no echara a andar, el silencioso no hablara y el corazón traspasado no volviera a palpitar con una nueva vida. Decían que estaba muerto. Sabían que estaba muerto. Decían que no resucitaría, y, sin embargo, vigilaban...”. ¡Cristo resucitó! Los certificados de la muerte y resurrección serían firmados por los mismos enemigos. Pues los enemigos de Cristo esperaban la resurrección, más que sus amigos. Por eso, sus enemigos vigilaban el sepulcro. Mientras, sus amigos estaban derrumbados en el cenáculo. J