4º Domingo Adviento. Homilía.
Ustedes saben que la palabra “amén”, de raíz hebrea, significa “así es”, “así sea”. Saben que Cristo en el Apocalipsis es denominado “Amén” (Ap 3, 14) ya que es el testigo de la verdad, es la verdad de Dios. Saben que “Fiat” significa “hágase”. “En el momento en que María pronunció la palabra Fiat, sucedió algo más grande que cuando Dios dijo “fiat luz” = “hágase la luz”, en el momento de la creación. ¿Por qué? Porque ahora no se trataba de la luz del sol, sino el Hijo de Dios en carne humana. ¡Fíjense! La Virgen María, lo femenino de la creación, se convierte en portadora de los dones que Dios concede a los hombres.
Y la Vida de la Virgen María resume su vida en cuatro palabras: “Amén” o “Fiat”, y por estas cuatro palabras, Dios es todo un hombre y un hombre todo Dios. Por el “amen” que Dios pronunció en la creación, surgieron estrellas y planetas, montes y mares, plantas y animales y el hombre. Por el “amén” de la Virgen María surge una nueva creación para que “donde abundó el pecado sobreabundó la gracia”.
Durante la Misa, los cristianos que participamos en ella, decimos varias veces “amén”. ¿Somos conscientes de lo que decimos? Una cosa es decir “amén” y otra es “vivir el amén”. La Virgen María vivió el “Amén” durante su vida.
El “amén” hay que pronunciarlo más con el corazón que con los labios porque el corazón tiene más fuerza que los labios.
La Virgen María siempre actúa con el corazón y muy pocas veces con palabras. ¡Pocas palabras y muchas obras!
Recuerden esa hermosa historia en la que se dice que un día Jesús le dijo a san Pedro: “Oye, Pedro, creo que dejas entrar en el cielo a personas que son algo sospechosas”. San Pedro le respondió: “Lo sé, lo sé, Señor. ¡Yo no soy el culpable! Yo no les dejo entrar, pero cuando menos lo espero alguien abre la puerta de servicio y…”. “¿Y quién hace eso?” – le preguntó el Señor. San pedro le respondió: “¡Tu Madre, María!”. Jesús comenzó a reír con grandes carcajadas, y dándole unas palmaditas en los hombros de san Pedro, le dijo: “¡No podía ser nadie más que Ella! El corazón de mi Madre siempre estuvo abierto a la voluntad de Dios, abierto a los necesitados, abierto a los indefensos… y para ellos sigue abierto aquí en el Cielo.
Hay una canción que dice:
Y la Vida de la Virgen María resume su vida en cuatro palabras: “Amén” o “Fiat”, y por estas cuatro palabras, Dios es todo un hombre y un hombre todo Dios. Por el “amen” que Dios pronunció en la creación, surgieron estrellas y planetas, montes y mares, plantas y animales y el hombre. Por el “amén” de la Virgen María surge una nueva creación para que “donde abundó el pecado sobreabundó la gracia”.
Durante la Misa, los cristianos que participamos en ella, decimos varias veces “amén”. ¿Somos conscientes de lo que decimos? Una cosa es decir “amén” y otra es “vivir el amén”. La Virgen María vivió el “Amén” durante su vida.
El “amén” hay que pronunciarlo más con el corazón que con los labios porque el corazón tiene más fuerza que los labios.
La Virgen María siempre actúa con el corazón y muy pocas veces con palabras. ¡Pocas palabras y muchas obras!
Recuerden esa hermosa historia en la que se dice que un día Jesús le dijo a san Pedro: “Oye, Pedro, creo que dejas entrar en el cielo a personas que son algo sospechosas”. San Pedro le respondió: “Lo sé, lo sé, Señor. ¡Yo no soy el culpable! Yo no les dejo entrar, pero cuando menos lo espero alguien abre la puerta de servicio y…”. “¿Y quién hace eso?” – le preguntó el Señor. San pedro le respondió: “¡Tu Madre, María!”. Jesús comenzó a reír con grandes carcajadas, y dándole unas palmaditas en los hombros de san Pedro, le dijo: “¡No podía ser nadie más que Ella! El corazón de mi Madre siempre estuvo abierto a la voluntad de Dios, abierto a los necesitados, abierto a los indefensos… y para ellos sigue abierto aquí en el Cielo.
Hay una canción que dice:
El mundo muere de frío,
el alma perdió el calor;
los hombres no son hermanos,
el mundo no tiene amor.
Al mundo le falta vida,
al mundo le falta luz,
al mundo le falta el Cielo
al mundo le faltas Tú.
Ven, ven Señor no tardes,
ven, ven que te esperamos.
Julián Escobar.
Si lo prefiere puede descargar las homilías de d. Julián en formato PDF o DOC.
Otro blog del autor: www.sendasparaelcorazon.org
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