15 de Marzo de 2018. Jueves Plato de madera Jn 5, 31-47
15 de Marzo de 2018. Jueves Plato de madera Jn 5, 31-47
«Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado.
Un hombre estaba labrando un plato de madera. Su hijo le interrogó: “¿Para qué quieres ese plato de madera, padre?” El padre le respondió: “Al abuelo le tiembla mucho las manos, y ya ves que algunas veces se le cae el plato y se rompe, así que le estoy haciendo este de madera”. El hijo, miró fijamente a su padre y le dijo: “Hazlo bien grueso padre, que pueda servirte a ti cuando seas como el abuelo”. EL padre rompió el plato de madera que estaba haciendo. “No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti” dice las Sagradas Escrituras. ¡Si eres ingrato con tus padres, ¿por qué no lo van a ser, más tarde, tus hijos contigo si es lo que han visto?
- ¿Educas a tus hijos en honrar a los mayores?
- ¿Sabes que tus hijos imitan lo que tú haces?
«Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado.
Un hombre estaba labrando un plato de madera. Su hijo le interrogó: “¿Para qué quieres ese plato de madera, padre?” El padre le respondió: “Al abuelo le tiembla mucho las manos, y ya ves que algunas veces se le cae el plato y se rompe, así que le estoy haciendo este de madera”. El hijo, miró fijamente a su padre y le dijo: “Hazlo bien grueso padre, que pueda servirte a ti cuando seas como el abuelo”. EL padre rompió el plato de madera que estaba haciendo. “No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti” dice las Sagradas Escrituras. ¡Si eres ingrato con tus padres, ¿por qué no lo van a ser, más tarde, tus hijos contigo si es lo que han visto?
- ¿Educas a tus hijos en honrar a los mayores?
- ¿Sabes que tus hijos imitan lo que tú haces?
Comentarios