Lunes La fe por encima de la vida Jn 4, 43-54
Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo.»
Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive.» Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.
Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. Él les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.» El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia. Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.
El Rey godo Leovigildo, rey de España, aunque era arriano casó a su hijo Hermenegildo con una princesa católica llamada Ingundis (El arrianismo era una herejía extendida por Arrio, siglo III, que negaba que Jesús tuviera la misma condición divina que Dios Padre. Fue condenado en el Concilio de Nicea el año 325). Nada más llegar la princesa católica a la corte goda de Toledo, fue objeto de trato vejatorio, incluso la Reina Goswinta, esposa de Leovigildo llegó a pisotearla por no dejar de ser católica y hacerse arriana. Enojado Hermenegildo, abandonó la corte con su esposa y se marchó a Sevilla, y se hizo católico. Enterado el padre, hizo que lo metieran en la cárcel y le exigió que renunciara al catolicismo y tomara la comunión de manos de un obispo arriano. Hermenegildo se negó: “Decid a mi padre que prefiero renunciar a su afecto, a la corona y a la vida, antes de dejar de ser católico”. El Rey mandó que asesinaran a su propio hijo. “¡Hay que obedecer antes a Dios que a los hombres!”.
- ¿Darías tú la vida antes de renegar de tu fe?
- ¿Qué te parece la actitud de Hermenegildo?
Julián Escobar.
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