No importan los nudos
Palabra de Dios
Jn 6,52-59.
El que come
mi
carne y bebe mi sangre
habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
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Contaba un viejo rabino; "Cada uno de nosotros está
unido a Dios por un hilo. Cuando comente una falta, el hilo se rompe. Pero al
arrepentimiento de la falta, Dios hace un nudo en el hilo. Entonces el hilo se
acorta. Y el pecador está un poco más cerca de Dios. Así, después del
arrepentimiento de cada pecado, de nudo en nudo, nos vamos acercando siempre
más a Dios. Resulta entonces que cada pecado hace acortar la cuerda anudada y
acerca más rápidamente el corazón a Dios.
¿Eres un hilo roto?
¿Estás cerca o lejos
de Dios?
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