Triste la soledad no querida
Palabra de Dios
Jn 6,1-15.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió
a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron
del pescado.
***
Un día me marché y andando, andando, perdí el camino hasta
encontrarme sólo en una isla. Un palo era mi único compañero. Haré un
espantapájaros, -me dije. A terminarlo me sentí satisfecho de mi obra.
Pero al pasar el tiempo fui descubriendo que no llegaba a
ser compañero, era demasiado frío, no hablaba, ni reía, ni jugaba, ni lloraba.
Buscando el calor intenté hacer fuego, junté palos, hierbas
secas y descubrí que el fuego nace del fuego y que la llama es más fuerte
cuantos más palos haya en la hoguera.
También descubrí que la llama, a pesar de tener muchos
palos, es una.
Todo esto me hizo pensar que también yo necesitaba de otros
palos, de otros hombres para hacer nacer la ilusión, el calor y la alegría.
¿Desprecias a los
demás?
¿Huyen los demás de tu
compañía?
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