Ver y escuchar
Es hora de creer
en medio de la oscuridad
y el desconcierto; confesar la vida, andar por los desiertos y abrir nuevas
sendas.
Palabra de Dios
Jn 21, 1-14. Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: (…) Simón Pedro les dice: - «Me voy a pescar.»
Ellos contestan: - «Vamos también
nosotros contigo.». Jesús se presentó
en la orilla (…). Les dice: - «Muchachos, ¿tenéis pescado?» Ellos contestaron: - «No.» Él les dice: - «Echad la red a la derecha
de la barca y encontraréis.»
***
Era una persona de esas que se dicen buenas, me gustaba
alegrar la vida de los demás y compartir con ellos la felicidad y las risas.
Pero me preguntaba a mí mismo ¿qué querrá Dios de mí, sí ya soy bueno?
Un día, por despiste, se me ocurrió, asomarme a la ventana
de mi felicidad y descubrí la mirada triste del que está sólo y marginado, el
llanto del niño que tiene hambre, el dolor del enfermo, la lucha del que no
tiene trabajo, la tristeza del que no tiene quien le ame...
Todos me tendían sus manos, pero no entendía su queja, y les
decía, "yo, ya soy feliz y bueno, ¿qué queréis?". Desde la ventana de
mi felicidad yo te preguntaba: Dios ¡qué hay que hacer para seguir siendo
bueno? y tú respondías siempre:
"Escucha a tus hermanos. Escucha a tus
hermanos". Miré sus manos, Señor y oí el gemido de su voz:
"Sé las piernas del cojo,
la vista del ciego,
la voz del que no habla.
Sé el pan del hambriento,
la fuerza del que lucha,
la alegría del triste,
llora con el desconsolado
y sonríe con el alegre"
¿Quieres escuchar a
Dios desoyendo las voces de tus hermanos?
¿Concreta cómo y cuándo?
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