El emperador arriano y el príncipe heredero
Palabra de Dios
Jn 15,18-21. Si fuerais
del mundo, el mundo os amaría
como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
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Se sabe que
la herejía arriana se difundió ampliamente en los tiempos antiguos del
Cristianismo y que el mismo emperador Teodosio se mostró favorable a los
arrianos. Un obispo, llamado Anfiloquio, queriendo dar a entender al emperador
que se defraudaba el honor a Dios Padre, no dando honores divinos a Dios Hijo,
solicitó ser presentado al emperador y al príncipe heredero al mismo tiempo.
Apenas hubo entrado, hizo al emperador una profunda reverencia, mientras que al
príncipe no le dijo más que «Buenos días». Se encolerizó Teodosio y le ordenó
que rindiese a su hijo los merecidos honores, pero el obispo, sin turbarse, le
respondió: «Gran Emperador: Vuestra Majestad no quiere que se defraude a su
hijo el debido honor; pues tampoco puede agradar a Dios Padre que se nieguen a
su Hijo Unigénito los honores divinos. Es más: el Padre exige que se tributen a
su Hijo los mismos honores que a El mismo.» Y dichas estas palabras, tributó al
príncipe heredero el honor debido. Estas palabras consiguieron su efecto, pues
desde aquel momento el emperador profesó nuevamente la doctrina católica.
¿Le atribuyes tú más honores a los hombres o
a Dios?
¿Sabes dar razón de tu
fe?
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