14 de junio de 2018

A muchos les ha sucedido lo que a Thiers, ministro de Luis Felipe, rey de Francia, que durante su estancia en Roma pidió audiencia al Papa, pero poniendo como condición que, siendo él protestante, no tuviera que arrodillarse ante el pontífice y besarle la mano.
Cuando se enteró de ello Gregorio XVI, contestó sonriendo:
- Haga Thiers lo que le plazca.
Entró el ministro y, al encontrarse, delante del Papa, sintió que se apoderaba de su alma un fuerte sentimiento indefinido; se arrodilló ante él y le besó el pie. El Papa le preguntó con dulzura:
- Señor ministro, ¿acaso tropezó usted con algo?
- Realmente, todos tropezamos con la grandeza del papado contestó con ingenio el político francés.

- ¿Qué valor le concede usted al papado?
Julián Escobar.


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